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Y tu..¿en qué miedo descubriste que eras valiente?

Actualizado: 22 dic 2020


Mmta. de todas las frasecitas facebookeras que te encuentras por ahí, esta si te sacudió. ¿En que miedo descubriste que eras valiente?. Pff cual película cuando el personaje está a tres de despedirse de este plano terrenal y su vida le pasa como película, tu sentiste recorrer tu cortometraje personalizado.

El primer día de clases, con tu loncherita y mochila retacada de útiles inútiles. Cuando escuchabas tu nombre completito en voz de tu mamá. La lamparita de noche para los miedos nocturnos. El famoso momento del "tenemos que hablar" y esa conversación que tuviste que acabó con tu primer amor. El miedo a salir de casa y prepararte de comer, llevar las cuentas. Ese miedito cuando te estabas enamorando y sabías que cuando te entregabas así podía dolerte, el miedo de equivocarte. El de extrañar, el de recomenzar, de sentir el tic tac del tiempo, de la expectativa, del deber ser. El miedo de ser tu, de estar vulnerable, de sentirte no poder más. El miedo de los llamados "saltos de fe", esos donde a la de 1, 2, 3 te lanzas a lo desconocido, a un nuevo ligue, una aventura, un cambio profesional...


Recorriste en un flash back fugaz, momentos de tu vida en que esa sensación de incertidumbre estaba en tí. Pero ¿en esos miedos te descubriste valiente?. Los repiensas, sabes que muchos de ellos eran pasos inevitables. Ciclos, momentos que había que atravesar. ¿Dónde descubre uno que es valiente? ¿qué miedo te sacudió tanto que tuviste que hacer uso de todo lo que hay en ti para saberte fuerte?... Esa pregunta te lleva a un lugar distinto, a tu lugar secreto: tu intimidad.

Ahí donde guardas -junto a los monstruos que solían habitar en tu clóset o debajo de la cama- a esos miedos más adultos, que si bien no salen de la oscuridad, si que asustan. Lo sabes. ¿Qué sería de ti sin esos momentos en que has tenido que descubrirte? ¿Dónde estarías ahora si no hubieras dado esos "saltos de fe"?.


El miedo como la incomodidad ante lo desconocido, o lo explorado que ha dejado una huella que nos vuelve rígidos y defensivos.

¿Cómo le hacemos para pasar del miedo como incomodidad al miedo como oportunidad?.

El miedo como posibilidad de cambio va de la mano de la resiliencia, esa capacidad para hacer frente a la adversidad.

De transformar el dolor en fuerza, el temor en fortaleza. Para desarrollar esa resilencia te invito a pensar en cuatro pilares:


1. Yo tengo: Historizarte. Quién forma parte de ti, qué experiencias te han marcado, que temores y fortalezas reconoces. Tu tienes tu camino recorrido y en el aprendizajes, señales, aspectos de ti por rescatar.

2. Yo soy: Reconoce y valora lo propio. Recuerda que todo empieza con el auto-conocimiento. Eres lo bueno, lo que duele, lo que afronta.

3. Yo estoy: ¿Cómo estas frente a lo que sucede? ¿abatido? ¿motivado? ¿Confundido? ¿Determinado?.

4. Yo puedo: ¿Qué vas a poner en marcha? Identifica, enuncia. Dicen que no hay mejor forma de arrancarle la angustia a la incertidumbre, que actuar. Di lo que está pendiente, vete de viaje, pide perdón, haz esa llamada. Se vale pedir ayuda, ir a terapia, inscribirte a ese retiro, meditar de una vez por todas, llorar, escribir....Hacer.


Podemos re-aprender de la propia historia, de lo ya vivido. El crecimiento no solo viene de experiencias nuevas. A veces implica un volver a nosotros y replantear. Mirar desde el lugar actual lo pasado para re-editarlo.


Reconoces bien esa experiencia, esa persona, esa decisión...Fuiste valiente. Sabes que vendrán más. Aún quedan cosas por aprender. Eres valiente.

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