Sincericidio

Es el impulso de experimentar, esa vocecita en tu interior que te reprocha el lugar rutinario, es esa parte de ti que no quiere ir lejos de él, sino lejos de esa versión de ti misma, de quién te has convertido. Es quizá la vuelta de la página, las vueltas de la vida. Es la libertad de descubrirte.
Es ese lugar novedoso, es esa parte de ti que se cansó de ser quien espera, para ser aquella que se lanza. Eres leal a tí misma aunque ello implique romper ciertas barreras. Sabes lo que implica y a pesar de estar en un dilema, no quieres dejarlo ir. No quieres herir a otros, no quieres renunciar a ti y a tu búsqueda. Te detienes pensando ¿qué implica? aunque la sensación llega a empañar la claridad del pensamiento. Es un impulso, te dices...aunque detrás sabes que hay mucha más verdad que esa que enuncias, que esa que por encimita se mira y se juzga.
El descubrimiento de sí mismo a través, con otros. Las llamadas relaciones con terceros, lo que se asocia a traición o a esa palabra que tanto pesa <infidelidad> es un tema que toca muchos puntos sensibles y que bien vale hablar de ello. Miguel Spivacow, psicoanalista, en un libro llamado "La pareja en conflicto" señala que de entrada es un asunto complejo pues está cargado de muchos juicios, paradigmas y señalamientos que no dejan abordar el tema con claridad y sin condenas. Así que lo primero es esto: Las relaciones con terceros suceden, y quienes las realizan o padecen no son "horribles personas", son detrás de todo parejas en conflicto, individuos en su búsqueda.
La segunda es que definitivamente la relación con un tercero abre el caos para quien lo descubre, pues socialmente " la pareja hace al ser, al hacer y al pertenecer" y entonces "el engañado" se cuestiona quién es, qué hará ahora, qué dirán los demás, qué es válido y qué no. Es un golpe doloroso al ego, al narcisismo "no soy acaso tan bella" "¿ya no le gusto?" el famosísismo "qué tiene el otro que no tengo yo". Una herida que construye preguntas y discursos en espiral tratando de entender ¿En qué has fallado?. Es que debajo del amor está la ilusión de que una persona completa totalmente a la otra y cuando eso se cuestiona, causa una experiencia difícil de elaborar, encima de la caída de otra ilusión: el otro me pertenece. Y ¿sabes que? no siempre es así. El amor esta lleno de ilusiones y las relaciones con terceros pueden ser causadas sí por conflictos entre la pareja, pero también por procesos individuales. Muchas veces tiene que ver con una búsqueda personal y de recuperar o re-conectar con "aspectos perdidos" del sí mismo, con algo más personal. Así que no te culpes por la acción del otro. Puedes estar implicado, pero no por ello eres responsable por las acciones de tu pareja.
De lo contrario aparecen reclamos, desamparo, desconsuelo, hostilidad y toda una serie de emociones que generalmente hacen que haya un "malvado, cruel" que traiciona y una "vícitma" que lo sufre y en vez de hablar del porqué sucedió se busca hablar de los cómos. ¿quién es? ¿dónde paso? ¿cómo era? ¿Qué se decían? etc. El querer saber detalles que no aportan en realidad a la compresión del problema es un verdadero sincericidio. Porque hay verdades que solo lastiman y de las cuales no siempre puedes recuperarte.
Que no es el “cómo” sino el “por qué”, lo que puede llevar a la pareja a enfrentar sus problemas y resolverlos. Preguntas que ayuden a comprenderlo y elaborarlo ¿Qué se sintió? ¿Qué pasa ahí que no pasa ya en la pareja? ¿Qué significa ese encuentro? ¿Porqué hacerlo? ¿En dónde están como pareja? ¿Qué pasa en la vida personal de cada uno de ellos? ¿Qué hace cada uno por si mismo? ¿Cómo se procuran? y la lista sigue. En vez de señalar culpables, entrarle, pues de lo contrario se quedarán atrapados en un relación que castiga y recrimina y eso no es bueno para nadie. Y sobre todo...deja de lado los paradigmas sociales...solo tu sabrás que pasa en tu relación, si perdonas o te vas, es una elección que seguramente no es sencilla pero que solamente tu sabrás tomar.
Finalmente, las relaciones con terceros conllevan mensajes de lo que no se habla, lo que no se resuelve, lo que no se trabaja. Así que más vale hablar, negociar, cuidar, procurar antes de que lo que no se diga termine por actuarse y doler.
Esa vocecita en tu interior que te lleva a lugares inexplorados, a encuentros que sabes tarde o temprano te llevarán a enfrentar lo que has querido evadir.