Lazos invisibles: Lealtades familiares
Lo que no se resuelve se repite...
La lealtad es un sentimiento de fidelidad, de compromiso hacia las creencias y valores establecidos por un grupo o persona con la cual sientes una relación fuerte, de pertenencia.
Ser leal es un valor bien reconocido, sin embargo, a veces hay lealtades que no se cuestionan y pesan, entorpecen.
No se cuestiona por que se cree que aceptar esa forma de vida, de pensamientos, ese modo de entender y conducirse en el mundo es lo que todos sus miembros tienen en común, o lo que se espera que tu hagas, el papel a desempeñar y pues claro, tu quieres se parte. Pertenecer es esencial para los seres humanos, somos seres relacionales y necesitamos de otros para sobrevivir y desarrollarnos.
El clan familiar es uno de estos espacios en los que la lealtad juega un papel esencial. Porque ese clan, tus ancestros y sus historias es desde donde te has abierto paso tú, de ahí emerges, son ellos quien te dan un lugar en el mundo. Tu nombre, tu apellido, tu linaje te ubica, te da una identidad y en tu yo infantil surge un deseo de agradar, de pertenecer. ¿Cómo agradecer y agradar a aquellos que te han dado vida?.
Muchos llegan a sentir esto como una deuda a saldar, como un sentimiento que los lía a las familias y los hace aceptar de manera inconsciente compromisos, pactos, roles que den continuidad a ese linaje.

Puedes tomar asuntos que un antepasado no pudo resolver o concluir en su vida y los incorporas a tu destino, te haces cargo de emociones y sentimientos que no te pertenecen, por esa lealtad, por ese sentimiento de tener que "pagar la cuota" "ser lo que se espera para ser reconocido" o porque simple y complicadamente es lo que en ese grupo se conoce.
Te pongo algunos ejemplos, quizá te encuentras en una situación así, te viene alguien a la mente, o mientras lees vas pensando muchos otros ejemplos, ahí te van:
*Familias que han crecido en un contexto donde el estudio no es importante, sino trabajar pronto y tener familia recriminan a uno de sus miembros por buscar estudiar una profesión, el cambio de rumbo vivido como una "traición a la familia".
*Lealtades hacia el padre o la madre, donde los hijos terminan buscando saldar lo que ellos no lograron (profesión por elegir, pareja por escoger, cómo y donde vivir) como a los padres les gustaría haciéndose cargo de sus frustraciones.
*Madres y/o abuelas que no han logrado encontrar parejas estables y ahora las hijas establecen relaciones complicadas, por creerse no merecedoras de un amor distinto, ser mujer en ese clan es ser abnegada, cargar la cruz que toca.
*Familias donde quizá en algún momento económicamente fue difícil subsistir y ahora el hijo que es exitoso se siente culpable por que le va bien, porque la abundancia no es parte de los valores de la familia y siente que debe esconder sus logros, o se le recrimina el cómo gasta lo que ha ganado.
*Creer que tienes que hacerte cargo de tus padres y sin darte cuenta detener tus propios planes. Creer que dejar la casa, casarte, irte a estudiar es dejar de ser buen hijo, el cuidador, el responsable.
* Familias que nombran a los hijos como los abuelos, como familiares fallecidos y desde el nacimiento implantan de forma inconsciente expectativas por cumplir, misiones por resolver.
*Pérdidas que enredan a miembros de una familia vivir desde el dolor y la pérdida, abuelos, padres que no se asumen responsables de su vida emocional, dramas, sufrimientos no resueltos que los hijos creen ahora es su misión en sus propias relaciones, en sus propios proyectos resolver los asuntos pendientes.

Ejemplos hay muchísimos, por que hay tantas lealtades inconscientes como familias y personas y ante estos pactos se adoptan posiciones de rebeldía-ruptura o de complacencia, ambas muchas veces cargadas de ansiedad y sufrimiento pues amenazan tu pertenencia...¿Entonces como hacerle?
Te invito a pensar que en vez de estar en deuda, estás agradecido. No tienes que pagar un precio por ser.
Involúcrate en un proceso que te ayude a repensar al amor hacia tus familiares. Hacer tu propio camino, hacer las cosas distintas no te convierten en un mal hijo, no estas abandonando a tus ancestros, no los estás traicionado.
Recuerda que no eres responsable de las emociones, dramas o sufrimiento de otros. Se que no es sencillo, porque es algo que viene desde tu yo infantil, desde lo más profundo, pero ya no eres un niño, ahora estás en lugar distinto, puedes entender las cosas desde otro lugar. Dale a cada uno la responsabilidad que le toca, suelta lo que no es tuyo.
Date la oportunidad de pensar ¿Qué lealtades crees que sostienes? ¿Hacia qué persona? ¿Cómo ha eso afectado tu camino?. Para esto sirve mucho armar tu árbol genealógico.
Entiende que ellos te dieron y enseñaron lo que pudieron, lo que les alcanzaba, lo que supieron hacer con sus recursos y en las circunstancias que atravesaban. Ahora está en tí saber que nudos construir con esos lazos invisibles, cuáles desanudar, qué nuevos tejidos crear.
Pide ayuda. Como siempre te digo esto no es una cuestión solamente de voluntad y buenos deseos. Entender a tu familia, los roles y los pactos lleva tiempo y la ayuda de un profesional no viene nada mal.
"No se puede desatar un nudo, sin entender cómo está hecho"