De reinvención y transformación.
En el transcurso de nuestra vida, de pronto llegan momentos de "rasquiña". Una palabrita muy mía que implica comezón, incomodidad, inconformidad. Momentos en lo que como que "no te hayas" y que te movilizan a cuestionarte ¿Qué es lo que no encaja? ¿Por qué no te sientes cómodo con la situación, relación o momento en donde estás? ¿Qué es eso que te tiene inconforme?.
Algunas veces caes en cuenta que hay ciertos factores externos que rompen tu equilibrio: El cómo te hablaron los otros, la mala racha escolar-laboral, el humor de tu pareja, la pandemia, el trajín cotidiano. Te pones manos a la obra e intentas hacer uno que otro ajuste, pero quizá te ha sucedido que aún con ello...esa comezoncita no se va...

¿Qué tal que el ajuste no tenga que hacerse afuera sino venir de ti? A veces esa incomodidad no siempre depende de lo que pasa a tu alrededor, sino de lo que sucede en tu interior. ¿Qué tal que hay en ti un nuevo sentimiento, un nuevo sueño, ideas que están por cuestionarse, por replantearse?.
No se trata del cambio porque sí, de una idea de cambio como un estarte moviendo constantemente e inventándote actividades, retiros, viajes, cortes de cabello, títulos, ir y venir de relaciones, salir de la zona de confort. Ese cambio acelerado al que parece este tiempo moderno nos arroja que debe ser visibilizado: "miren, estoy haciendo algo nuevo" Post de Fb, historias de insta, status de relación, fotos del viaje "espiritual", diplomas colgados en la pared. Un cambio desde afuera, que además si no se ve, no vale.
Se trata de un cambio como un movimiento interior. Tal vez esa comezón que de pronto sientes es un despertar que te invita a decirte...oye, haz una pausa. ¿Es esto aún lo que deseas? ¿Cómo te ha transformado el tiempo y las experiencias? ¿Quién eres ahora? Porque puede ser que la forma en que pensabas las relaciones necesite un reajuste, que el rol que desempeñabas no lo quiere más, que tienes ganas de ser más amoroso, aprender a escuchar más, saber decir no, dejar de ser complaciente, entender tus enojos, llamar a la abundancia... Buscar en tí.
De este modo quiero invitarte a que te des una chance de pensar que:
No todos los cambios vienen o están afuera.
La comezón, el desajuste e incomodidad no son tus enemigas, son tus llamadas a despertar y cuestionarte.
Que no cambiamos "nomás porque sí". Implica tiempo y de preferencia la guía y retroalimentación de otros.
No tenemos que cambiar todo el tiempo. Basta de esa idea de que si no cambias ahora, que si no estás en una reinvención constante eres "conformista". Cada quien tiene su ritmo, se vale ir y venir y muchas veces hemos logrado alcanzar estados de equilibrio o momentos de pausa, conquistas de nosotros mismos que no necesitan ser modificadas.
Cambiar no es reconstruirte desde cero, rezongar de ti o tus defectos, dejar atrás a tu yo del pasado para ser ahora "la mejor versión de ti". Lo que has sido y experimentado hasta este momentos es valioso,
No idealices la transformación. No es fórmula mágica, no es sencillo, no es igual para todos.
Hay que aprender a movernos y transformarnos con sentido.