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Conversaciones difíciles

Los seres humanos somos seres complejos. Somos, hacemos y pedimos desde nuestra forma singular y muchas veces enredosa de entender el mundo, que como ya sabes, depende de tu historia, tu recorrido y lo que en él has aprendido y en este aprender o mal aprender hay errores varios como creer que cuando estás con alguien que te quiere o le importas sabrá tanto de ti, te comprenderá tanto, que seguramente sabe que piensas y sientes en todo momento.... SPoiler Alert...nadie tiene bolita mágica ni superpoderes de leer la mente. Sí podrán saber de ti y conocerte, podrán tener una idea atinada de qué pasa contigo, pero eso no significa que lo sepan todo de ti y tu de ellos. Es necesario comunicarnos, saber pedir, negociar y hablar de lo que pensamos, queremos y sí...también de aquello que nos vulnera.


Tener expectativas irreales, mal-ajustadas seguramente te puede llevar a crear malentendidos. Porque en toda relación que nos es importante hay momentos de desajuste, desencuentro y necesidad de diálogo y negociación. Esos momentos del "tenemos que hablar" que hace que se te haga el nudo en el estómago porque sabes que con ello viene algo complejo. Sin embargo, no toda conversación difícil tendría que volverse un conflicto, pero si tu esperas que el otro "se de cuenta" " a ver si lo nota" y vas poniendo pruebas o silencios solamente te quedarás con una ambigüedad que en vez de resolver acrecienta el problema o lo evade.


Las diferencias son parte del amor, Las conversaciones difíciles-incómodas pueden ser un espacio para conocerte mejor, reconocer tus modos de vincularte, de aprender y reconocer al otro, de reconocer si en ustedes está la capacidad de un amor (filial, pareja, amigos) realista, nutricio y que invite al crecimiento.




¿Cómo evitar que una conversación escale a un conflicto?

  1. Evita poner "tu regla de medir" qué si o no vale la pena sentir. Cada persona registra y percibe distinto. Evita frases como "no es para tanto" "¿Por eso lloras?" "Creo que estas exagerando". Puedes producir una sensación de "invalidar" o no ser empático.

  2. Reconoce y aclara. Si te sientes como el punto anterior, quizá el asunto está en una errónea percepción de la situación, así que en vez de emitir un juicio sobre la respuesta del otro aclara. "Creo que te estas enojando y mi comentario no iba en ese sentido" "Me da la sensación de que esto está escalando y no entiendo porqué" ¿Qué dije que te hace reaccionar así?"

  3. Pon atención al ciclo de reafirmación de conflicto y rómpelo. Si tu comienzas con la idea de que el otro sabe lo que te hiere y molesta y aun así lo hace, entenderías "que lo hace a propósito" y comenzarás a centrarte y reclamar TODOS aquellos momentos en lo ha hecho y te dices a ti mismo "claro, ves como no te importa" "seguro lo haces para molestarme". Tu radar va a estar centrado en todo aquello que confirma tu hipótesis y quizá pierdas de vista los pequeños ( o no tan pequeños) detalles o ajustes orientados al cambio, momentos donde la situación no fue así. Tu visión del desajuste se nubla y comienzas la lista de "evidencia" para probar tu punto cayendo en el "siempre" "nunca" situación de blanco o negro que elimina la negociación y el reconocimiento de lo bueno.

  4. No pierdas de vista el ¿para qué? de la conversación. "Hablemos para entendernos no para atacarnos-defendernos". ¿Por centrarte en la idea de que el otro no te quiere y estar en una posición de lucha, en vez de pensar la conversación incómoda como un esfuerzo que viene del amor y del deseo de conocer y entender al otro?

  5. Asume el malentendido y lo que de él es tu responsabilidad. "Sí, se que hable desde mi miedo y no te gusta cuando respondo así" "Se cuánto te molesta esto". No te justifiques, explica, da espacio para que el otro viva su emoción, valídala, reconoce las implicaciones de la situación.

  6. Hablen de su perspectiva, hablen de ¿Cómo entendieron la situación? ¿Qué detona? ¿Qué me hace pensar? ¿Desde donde hablo? No olvides que todos respondemos desde nuestro ser, paradigmas, miedos, ideas, etc.


7. Del hecho a la emoción, del argumento a la experiencia. El conflicto crea una contracción, despierta tus defensas y si no estás alerta te lleva a sacar tus "herramientas de batalla" donde desde la intensificación de tu emoción-experiencia vuelves un asunto de percepción un asunto de argumentos "Nunca te importa lo que digo" no es lo mismo que "siento que no te importa". "cuando haces tal o cual yo siento que no me pones atención". Es vital estar atentos al error de transformar impresiones en hechos. Los primeros se dialogan y ajustan, los segundos se defienden y vuelven "listas de evidencia".


La "verdad" de tu experiencia, no quiere decir que sea la "realidad" como tal.

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